La extracción de recursos naturales suele tener un inmenso costo para la salud, el medio ambiente y los medios de subsistencia de la población local. Y las mujeres y las niñas son las más afectadas.
A nivel mundial, sólo 5-10% de las personas que trabajan en la industria extractiva son mujeres. Suelen ganar menos que los hombres y, por la falta de acceso u oportunidades para desarrollar habilidades técnicas, a menudo quedan relegadas a los trabajos más peligrosos.
Cuando se inician obras de minería en una zona, suelen ser las mujeres las que deben buscar otras fuentes de alimentos y recorrer tramos más largos para acopiar agua y leña. Cuando las comunidades se ven desplazadas por proyectos extractivos, por lo general, las mujeres carecen de derechos de propiedad sobre la tierra y no reciben compensación.
El sector del petróleo, el gas y la minería es uno de los principales culpables de las violaciones a los derechos de la mujer, especialmente de las mujeres indígenas: desde la violencia de género hasta el trabajo de cuidados no remunerado, pasando por los derechos sobre la tierra y los medios de vida.
Si bien las voces de las mujeres deben estar al centro de la toma de decisiones, en 2020 sólo un quinto de integrantes de la Iniciativa para la Transparencia en las Industrias Extractivas (EITI) eran mujeres. Esto es inaceptable.
PLQP fortalece las voces de las mujeres en el sector extractivo. Desde toda nuestra red internacional, hacemos campaña para garantizar que se incluya a las mujeres en la toma de decisiones, tanto a nivel comunitario, como internacional y en todo el proceso EITI.
Más información: Una agenda feminista para la gobernanza de los recursos naturales